miércoles, 27 de agosto de 2014

Cómo envasar y etiquetar fácilmente un producto: "argumentum ad Hitlerum o argumentum ad nazium"

Es comprensible que en el escaso argumentario político del adolescente radical la acusación de ser un fascista, tomada como calificación y ofensa al mismo tiempo ocupe un lugar central. Pero cuando le preguntas qué entiende por fascista la cosa se complica o, mas bien, se reduce a sinónimo de autoritarismo, imposición por la fuerza, actuar con malas maneras, incuestionabilidad del liderazgo, etc, caracteres tan vagos que muy bien podrían aplicarse indistintamente al faraón Amenhotep IV, a Nabucodonosor, a Tiberio, a Carlomagno o al Papa Julio III, a Napoleon Bonaparte, a Bismarck o a un padre de familia de moral y normas estrictas.






Si bien es explicable que un adolescente incurra en este tipo de simplificaciones y vulgarizaciones, dados sus escasos conocimientos políticos, resultan bastante mas curiosos los esfuerzos invertidos por la intelectualidad de la derecha política y mediática, encaminados a la utilización sistemática de la falacia "reductio ad hitlerum o ad nazium" como dedo acusatorio contra sus oponentes. Con esa falacia se puede argumentar contra todos los vegetarianos, puesto que Hitler fue vegetariano, contra los amantes de los perros puesto que amó a su perro y así un largo etcétera. Lo grave es que no se limitan a señalarla, pues su esfuerzo va mucho mas allá, llegando al extremo de buscar argumentarla racionalmente.

Es el caso del sociólogo Amando de Miguel, que escribe el siguiente artículo, todo un exponente de indigencia intelectual suprema


Ya sabemos que toda crisis sistémica abre las puertas a un cuestionamiento radical del orden establecido,a la emergencia de nuevas clases que se disputan la hegemonía, a nuevos valores, movimientos sociales, partidos. Las revoluciones no suelen nacer en los parlamentos, generalmente lo hacen en la calle, ese medio tan satanizado y vilipendiado por este señor autodenominado sociólogo .... Pero el que está dispuesto a buscar nazis, acaba encontrándolos hasta bajo las piedras: verá nazis entre los jacobinos, entre los cartistas, entre los carbonarios y en cuantos se le antoje. Un dato curioso: la particular cacería de nazis emprendida por estos personajes siempre mira hacia la izquierda. Preferirá ver nazis antes en Podemos que en España2000, antes en Syriza que en Amanecer Dorado, antes en el Front de Gauche de Melenchon que en el Frente Nacional de Marine Le Pen. Son así, no tienen remedio.

Los fascistas y nazis de entreguerras no son precisamente descamisados sino mas bien todo lo contrario, uniformados. El uso del uniforme paramilitar sintonizaba con el concepto de partido como formación político-militar, siendo el origen de los fasci di combatimento los arditi, formados por excombatientes de la PGM. Parece ser que el articulista se ha confundido con el peronismo o con los sans culottes o descalzonados de la Revolución francesa. Y es que ver nazis donde no los hay suele acarrear estas consecuencias.

En cuanto a la apelación a símbolos paganos, primitivos, mágicos como elementos definitorios del nazismo tampoco resulta demasiado afortunada que digamos, puesto que la Estrella de David o hexagrama, emblema nacional del Estado judío de Israel,  también tiene en su origen paganismo y esoterismo puesto que representaba tanto la unión de los cuatro elementos (Tierra Agua; Fuego Aire), las  conjunciones planetarias,  así como la unión de lo masculino (triángulo invertido) con lo femenino (triángulo recto)  Para el hinduísmo (¡curiosa coincidencia con la svástica!) se trataba se un símbolo solar llamado Surya Yantra. Son así, no tienen remedio.





.


domingo, 17 de agosto de 2014

Un ateo opina contra otro "ateo"


Cuando llega alguien autodefiniéndose como ateo, agnóstico, etc para a continuación soltar alabanzas y bendiciones a la labor social de la Iglesia, lanzando como colofón toda su artillería pesada contra el laicismo hay algo raro por medio. Me recuerdan mucho a los del "yo no soy racista pero..." siendo esa objeción una cláusula "excipiens excipiendis" a su declaración antiracista inicial que queda totalmente invalidada.

El ateísmo confesionalista es mucho mas que un simple ateísmo políticamente correcto, es el flanco de batalla en el que se desenvuelve el confesionalismo integrista católico en el plano puramente político, que no es el de sus contenidos ideológicos y doctrinales sino el de sus posiciones y privilegios políticos y económicos en el juego del poder. Para centrar el campo de batalla en sus objetivos básicos necesitan previamente desembarazarse de un lastre doctrinal e ideológico que les permitirá enarbolar la bandera de un clericalismo racionalista, objetivista y escéptico.

Es lo que sucede con el artículo que a continuación enlazo.



Mis comentarios al respecto.



Empezaré diciendo que el autor es un bobo de solemnidad. Como dice uno de los comentarios, mal comienzo es ese de insultar a Robin Williams llamándole tontorrón para exaltar la memoria del misionero fallecido. Lo único que hizo Robin Williams fue morir el mismo día que el jesuita.



Otra comparación absurda: valorar mas a un misionero limpiándole pústulas a los negros que el legado del racionalismo y el positivismo occidental. 



Si hoy existen enfermedades infecciosas erradicadas como la viruela, ese trabajo no se ha hecho limpiando pústulas sino desde cómodos laboratorios guiados metodológicamente por el racionalismo y el positivismo científico y con una adecuada utilización de recursos materiales, protocolos, grupos experimentales y grupos de control, y personal mínimamente cualificado: investigadores, bioquímicos, farmacéuticos, etc. 



Se puede asegurar que todas esas instalaciones racionalistas han
salvado mas millones de vidas humanas que todos los misioneros y oenegés bienintencionadas juntas. Personas como Jenner, Pasteur, Fleming, Koch, Chain, Flore, hábiles observadores, no entregaron su vida por nadie pero salvaron millones de vidas sin necesidad de desplazarse a los lugares geográficos donde se focalizaban las infecciones. Es curioso que estas cosas se planteen siempre en clave mesiánica de situaciones límite, y es que 16 siglos de cristianismo no pasan en balde. Es curioso, pero la penicilina fue criticada por ciertos grupos religiosos para los que la sífilis era un castigo divino al que no debería oponerse la intervención humana, también la santa monja de Calcuta llegó a decir que el SIDA era el justo castigo a una conducta social desviada. Los metodistas también condenaron la invención del pararrayos por Benjamín Franklin ¿de qué otro modo podía manifestarse la ira de dios?



Por cierto, cuando los dirigentes políticos obedecen ciegamente las directrices nacidas de los prejuicios de una confesión religiosa, perjudican gravemente tanto a la ciencia como a la humanidad. Fue el caso de cuando los gobiernos Aznar, aconsejados por la Iglesia Católica, paralizaron la investigación con células embrionarias, dejando en un cajón las futuras posibilidades de esa línea de investigación científica cara a una  posible regeneración de células y tejidos nerviosos (¿os imagináis lo que podría suponer para los parapléjicos y para las personas afectadas de Alzheimer?), clonación de órganos para trasplantes, etc  Por cierto, el Papa Benedicto XVI lanzó instrucciones criminales prohibiendo el uso del preservativo para evitar la propagación del SIDA. Afortunadamente, los misioneros no le hicieron ni caso.



Esta es la opinión de un ateo, consciente y consecuente de su ateísmo,, condición de la que me siento orgulloso, y no la de un pseudoateo libertadigitalizado y enmarhuendado que no sabe que el cerebro es algo que se usa para algo mas que embestir.

viernes, 8 de agosto de 2014

Ciencia y Religión

Final película de Stanley Kramer La Herencia del Viento
La película norteamericana de 1960 "La herencia del viento" que trata sobre el Juicio de Scopes(conocido popularmente como el Juicio del Mono), un proceso en el que se enfrentaba el evolucionismo con el creacionismo así como la licitud de su enseñanza, tiene un final bastante pintoresco. En un acto de absurdo eclecticismo, el abogado defensor de la causa evolucionista que es el personaje interpretado por Spencer Tracy, toma los dos libros enfrentados, a saber, la Biblia y el Origen de las Especies de Darwin, los sopesa y se los lleva consigo.


El gesto, repito, resulta absurdamente sorprendente. Un texto no guarda relación alguna con el otro, ni sus objetivos, ni sus motivaciones  ni el contexto en el que surge ni las necesidades que satisface, ni sus destinatarios, ni los resultados que se espera son los mismos.
Mito egipcio de Geb y Nut

Para completar su ecuanimidad el protagonista debió haber colocado junto a la Biblia otros libros y textos  igualmente religiosos con sus respectivos mitos de la Creación, como la Teogonía de Hesiodo, el Mito de los Misterios Órficos, el Mito egipcio de la Creación y la fusión de Nut y Geb, mitos esquimales, australianos, mitos solares aztecas, mayas, incas, Aymaras, el Popol Vuh, esquimales, etc, tan respetables y dignos de ser tenidos en consideración como la Biblia cristiana,
Mito de la Creación Azteca
¿por qué no? Tampoco todos los creacionismos son iguales, pues los primeros dioses, incluido el dios cristiano, no son creadores de un universo desde la nada, mas bien son demiurgos, razones inmanentes al mundo, nada transcendentes,y, al igual que los antiguos dioses griegos, ordenadores de un universo preexistente sumido en el caos pero, ni mucho menos, creadores de los materiales, El creador "ex nihilo", desde la nada, fue una invención tardía de San Ireneo de Lyon retomada por San Agustín de Hipona en sus Confesiones. Pero la cuestión se complica en cuanto advertimos que al lado de las teístas propiamente dichas existen religiones no teístas y, por tanto, no creacionistas, como 
el budismo, el jainismo, el taoísmo y el confucianismo.
Mito de la creación australiano: La Serpiente del Arco Iris

¿Realmente existe el dilema creacionismo versus evolucionismo? Evidentemente no. pues mas apropiado que referirse al creacionismo sería hablar de creacionismos en plural, ni uniformes ni homogéneos  tan opuestos y divergentes como contradictorios entre sí, sobre todo teniendo en cuenta que en la misma Biblia cristiana (o Tanach hebreo) no se narra un solo Génesis, sino dos, con dos versiones distintas de la Creación, cuyos artífices son deidades distintas; en uno, los Elohim, comunidad de dioses, en el otro, YHWH, un acrónimo de una deidad innombrable. Como acabo de afirmar existen religiones creacionistas y no creacionistas y, como padres de estas,nos encontramos con los animismos.



Mito Hindú,  tortuga sostiene 4 Elefantes  camino del Ourobouro.
Si el objetivo de la ciencia fuese desmontar la Biblia, triste ciencia sería esa. Ni la ciencia es una religión invertida ni el objeto de lo religioso es el conocimiento o la comprensión de las leyes naturales, mas bien la adoración de estas. Hablamos de ámbitos totalmente distintos. Otra cosa muy diferente son las reacciones que en lo religioso suscita  la legalidad natural puesta de manifiesto por la ciencia. 


El hecho de que choque el funcionamiento del sistema planetario, las teorías sobre el origen del Universo o sobre el origen de la vida y de las especies con una determinada mitología religiosa activa los mecanismos de defensa interna de las religiones organizadas. El llamado creacionismo científico, nacido básicamente en el medio protestante norteamericano, es claramente una simple reacción defensiva a la que se han sumado científicos cristianos que en realidad son predicadores evangélicos carentes de ética y escrúpulos como Michael Behe.

Creacionismo tradicional
Evolucionismo creacionista católico
Pero no todos los sistemas de creencias reaccionan del mismo modo.ante ideas distintas y/o adversas. Suelo equiparar los sistemas de creencias con los organismos vivientes en tanto que se rigen por pulsiones e instintos análogos ligados a su preservación y conservación. Téngase en cuenta que jugar con la analogía, organicista en este caso, tiene sus riesgos siempre y cuando no se controlen y limiten términos y contexto. No todos los sistemas de creencias (o institucionales) reaccionan igual ante la presencia de un cuerpo extraño que pueda implicar un riesgo. Unas se retraen e impermeabilizan activando al máximo su sistema inmunológico, sería el caso de pentecostalistas y evangélicos norteamericanos, otros, en cambio, se flexibilizan cediendo terreno y tratando de incorporar a su sistema determinados elementos previamente digeridos y adaptados a su dogmática. Fue el proceder del catolicismo romano desde que tendió el puente a las nuevas ideas a través del pensamiento del jesuita francés Teilhard de Chardin. Mientras el protestantismo anglosajón presentó batalla, el catolicismo optó por otra alternativa, replegarse y asimilar para evitar un frente de batalla dada la existencia de una factura histórica bastante elevada: Giordano Bruno, Galileo Galilei, Giulio Cesare Vanini, Pietro d´Abano, García de Orta ...

El protestantismo y sus pseudocientíficos han creado "ad hoc" tres conceptos nuevos: complejidad irreductible, diseño inteligente y principio antrópico (los dos últimos artículos pertenecen a este mismo blog) no nos llamemos a engaño, de lo que se esta hablando en realidad, aunque de modo eufemistico, es de creacionismo. Lo que sucede es que el creacionismo no suele entrar presentando batalla con sus disparatadas propuestas positivas, como la de la Tierra Joven, de 4000 a 5000 años, porque es algo insostenible desde el ambito cientifico. Su estrategia es otra, la de plantear preguntas irresolubles o preguntas sin respuesta desde una perspectiva evolucionista.

En realidad la respuesta adecuada a tanta conjetura son las palabras de N.J. Matzke, estudioso de la evolucion del flagelo bacteriano v "La ciencia avanza proponiendo y poniendo a prueba hipotesis, no declarando preguntas como incontestables" 


Los científicos políticamente correctos han elaborado un nuevo concepto encaminado a conciliar la ciencia con la religión, el de Magisterios que no se superponen (MANS). Parece ser que ciencia y religión tienen objetos y ámbitos distintos. El de la ciencia, el conocimiento positivo, el de la religión, la fe. 


Así que conforme a esta postura la fe y el conocimiento intervienen en esferas distintas y no tienen por qué solaparse.


Un defensor de esta postura fue el paleontólogo y divulgador científico norteamericano Stephen Jay Gould quien, por cierto, sí combatió activamente al magisterio de los creacionistas evangélicos, muy fuertes por cierto en ese país y que contaban entre sus aliados al cretino de George Bush entre otros, y cuyo magisterio sí que se superpuso pues mantienen una viva cruzada contra las enseñanzas de la teoría de Darwin.


Gould se refería a la Iglesia Católica que nominalmente no rechaza la evolución al no sentirse ligada al dogma de la inerrancia bíblica, a diferencia de los protestantes.


Pero la realidad es que sí se superponen: cuando la Iglesia da directrices morales y éticas contra el uso del preservativo para evitar el contagio del SIDA, con su oposición a la investigación con células madre, está superponiendo su magisterio al de la ciencia, cuando dan indicaciones a los creyentes sobre la salvación de su alma inmortal, aún cuando el alma es un ente inexistente, están haciendo exactamente lo mismo.


No, en realidad ni hay ni podrá haber nunca forma alguna de compaginar lo incompaginable.

viernes, 1 de agosto de 2014

Para una comprensión materialista del concepto de belleza

No sé por donde empezar o, mejor dicho, se por donde no quiero empezar. No quiero entrar definiendo conceptos ni tampoco en divagaciones abstractas sobre la belleza en sí misma, la subjetividad de lo bello, la cualificación del gusto (un concepto bastante digestivo y sobre el que se dice nada hay escrito), los parámetros de belleza y un largo etcétera, porque tomar ese camino es perderse en el laberinto.

Así que lo primero que haré será invitaros a hacer un viaje en el tiempo, un viaje al pasado de unos homínidos simiescos de hace 1, 2, 3 millones de años del sur y sureste de África. No creo que esos homínidos conocieran parámetros de belleza, aunque podían muy bien ser capaces de visualizar entornos confortables, seguros y agradables, lugares con agua, ríos, cascadas, lagos, árboles, abundante vegetación y un vistoso colorido de frutas, hojas ... o, dicho de otro modo, fuentes de alimento, bebida, lugares donde poder esconderse y defenderse de los depredadores. Hoy en día, aunque muchos de nosotros viven en bloques de hormigón, seguimos sabiendo apreciar y distinguir un "bello" paisaje rico en esos elementos naturales de un paisaje agreste, desolador, árido y, en general, peligroso.

Con esta introducción no quisiera induciros a una concepción de tipo excesivamente utilitarista para derivar de ahí el concepto de belleza. Por eso tomaré el hilo de la estructura de nuestra percepción sensorial. Como todos los primates, nuestra visión es estereoscópica, binocular, lo que nos permite captar el espacio y sus formas. Nuestra visión, no siendo tan nítida como la de las aves, capta un gran abanico de colores. En suma, nuestras facultades oculares, auditivas y táctiles, como fuente de supervivencia, priman sobre las olfativas y se desenvuelven en el ámbito del espacio y el tiempo.

Espacio y tiempo serán tanto los marcos de nuestra percepción como de nuestra representación del mundo. Somos seres cíclicos, rítmicos  y simétricos (es el a priori de nuestra propia constitución biológica) y en nuestra actividad cotidiana, práctica, reproducimos ciclos, ritmos y simetrías como condición previa a una mínima asimilación de orden y armonía.


Pero todavía no hemos entrado en el quid de la cuestión. El que las hembras de pavo real, a través de un largo proceso evolutivo, hayan acabado seleccionando a los machos dotados de un plumaje mas vistoso y lleno de colorido no significa que se rijan por cánones o parámetros de belleza, también las abejas y los insectos en general se han ido encargando de crear las flores, seleccionar sus formas y colores a lo largo de millones de años y tampoco significa que la estética dirija su evolución. Sin embargo, nuestro propio instinto heredado nos ayuda a apartarnos de lo podrido y maloliente, de lo repulsivo, que en cuestión de alimentos es lo tóxico, y nuestro sentido innato de lo simétrico, de lo ordenado nos induce a apartarnos del ser de estructura asimétrica, caótica y desordenada y a identificarlo con el monstruo o lo monstruoso. En definitiva, la tendencia es a producir y a reproducir la secuencia rítmica y armónica del espacio social construido por el hombre.


Belleza es un término muy amplio, tan amplio que excede del campo del arte y se aplica indistintamente a la naturaleza o al sexo y, si hablamos de belleza en el sexo ya nos estamos introduciendo de lleno en el campo de la cultura humana, tan variable de un lugar a otro y de un tiempo a otro y, de nuevo, en el campo del relativismo mas radical: los Kawelka se arrancan los incisivos para parecerse a los rumiantes porque, a su parecer, los rumiantes son bellos, los Padaung de Kampuchea creen que las mujeres son mas bellas cuanto mas largo sea su cuello, los chinos aprecian como mas bellas a las mujeres de pies mas pequeños, las mujeres Mursi se introducen un plato en el labio para realzar su belleza...


Tocamos un tema paralelo al del Bien y el Mal aunque dotado de muchísimas mas connotaciones y factores influyentes de orden biológico y socio-cultural.

La hominización genera la cultura pero, no nos equivoquemos, la cultura también genera la hominización. A través de la cultura el hombre se apropia de la naturaleza, se construye su propio espacio y acaba domesticando a los animales y cultivando las plantas. Lo que no se advierte fácilmente es que en virtud del mismo proceso el hombre acaba domesticándose, adiestrándose y cultivándose a si mismo. Como proceso de autodomesticación la cultura tiene un fuerte componente represivo y autorrepresivo. La cultura se constituye y emerge como represión del instinto al que desvía y culturiza nuevamente.  

Estoy seguro de que la persona que se extasía contemplando un paisaje y admira su belleza entabla con la naturaleza una relación plenamente culturizada. Se ha interpuesto un doble espejo, el de las producciones artísticas estéticas culturales que generan el estímulo sensorial sobre el espectador y su nueva reflexión en calidad de goce estético sobre el mundo natural. En el presente caso, no podemos presuponer la existencia de un vínculo originario con la naturaleza, sino de un nexo mediático, socialmente culturizado. El estímulo que produciría ese mismo paisaje sobre cualquier antecesor de homo (australopithecus o ardipithecus) no habría de ser muy distinto al que generaría sobre cualquier otro animal: alimentos, peligros, protección (si hay árboles), saciar la sed (si hay algún río).  

Cultura es ante todo emergencia. Del mundo viviente surge una única especie culturizada  porque no podía surgir de especies distintas. La cultura es absorbente e imperialista y no admite por definición la biodiversidad. Hace cincuenta mil años dos especies (no razas) de homínidos habían traspasado el umbral de la cultura.Las producciones artísticas revertirán a sus destinatarios, los órganos (biológicos) de representación sensorial, provocando como efecto una ampliación de la gama de sensaciones perceptibles en el medio natural: los colores, los sonidos, las formas, serán organizadas conforme a patrones culturales y percibidas mediante los sentidos, generarán un nuevo tipo de goce, provocarán emociones (biológicas, orgásmicas), llegarán hasta a poner los pelos de punta (los músculos capilares forman parte del sistema nervioso vegetativo, una reacción que en nosotros, paradójicamente resulta atávica, y que en el medio animal se asocia a la conducta de repeler al intruso de la misma especie para evitar la lucha, aunque en nosotros se conserva como excitación muscular asociada con el frío o con el pánico y, finalmente, como expresión de las emociones), elevará las pulsaciones, y hará entrar en juego todos los sistemas de haces hormonales, descargas de adrenalina, etc..

La música y el baile no existen en el medio natural (sobra decirlo, aunque algún astrónomo ruso haya creído encontrar cadencias musicales en las emisiones de cierta estrella) pero tendrán un papel esencial en nuestros rituales de cortejo amoroso. La música es organización de aquel espectro de ondas sonoras cuya frecuencia de propagación entra en la gama  perceptible de nuestro sistema auditivo. Es organización y ordenación de los tonos conforme a dispositivos internos de asimilación. La regularidad y la simetría tienen existencia física propia, no hay más que ver los sistemas de cristalización, los periodos de rotación y traslación planetaria, los ciclos que se repiten y reproducen. También tienen su propia existencia biológica: nuestro cuerpo es simétrico, el corazón palpita con una regularidad asombrosa (a la irregularidad se la llama arritmia y se la identifica como un síntoma de enfermedad). Pero la música no procede del entorno físico ni biológico ni tampoco es obra de los dioses como diría Platón. Es un producto cultural exclusivamente humano. A los sonidos que emiten los pájaros les llamamos canto por puro convencionalismo y analogía cultural; no nos engañemos, los pájaros no cantan, emiten señales de celo, de delimitación del territorio o de alarma. 


El canto no es imitación de la naturaleza porque no existe en estado natural, pero sus componentes sí: la escala de frecuencia tonal, el timbre ... aunque no siempre. No olvidemos que los instrumentos musicales (fuentes de producción de sistemas de frecuencia tímbrica) son creaciones culturales, y la misma escala de siete notas es una división convencional (existen los semitonos, además de la música atonal o dodecafónica basada en la escala de doce tonos) , por tanto, ha intervenido previamente una criba, un tamiz, un proceso de selección de sonidos o de elementos de composición musical, y lo que se asimila se ordena, se estructura, se organiza y emerge, no como conjunto aleatorio y desordenado de sonidos, sino como composición melódica armónica, temporalizada y estructurada.  

No creo que la comprensión materialista, no mística, del origen del canto y de la música deba discurrir, como es muy habitual, por las sendas del utilitarismo. Me estoy refiriendo concretamente a quienes han pretendido derivar el surgimiento del sentido del ritmo de las regularidades del proceso de trabajo, tal y como hace Lukàcs siguiendo la línea argumental trazada por Bücher  . No cabe explicar en base a principios de utilidad fenómenos tan complejos como el juego, cuya importancia resulta decisiva en los procesos de humanización y socialización.

 Hacer música no es hacer ruido. Hacer ruido expresa estados de ánimo, de jolgorio pero también puede ser una buena forma de alejar al enemigo. Sabemos que los chimpancés hacen ruido con estos objetivos, chillan, golpean el suelo con palos ramas para así alejar al intruso. Pero de aquí a la composición rítmica y melódica sigue habiendo un gran paso, pues el destinatario del arte no es un ser extraño a la colectividad sino la colectividad misma. La música solo puede ser pariente del lenguaje y la música más primitiva debió proceder del canto vocal. Las facultades inherentes a la interpretación y composición musical se las sitúa corticalmente en el hemisferio cerebral izquierdo, en el plano temporal, situado en la región posterior de la superficie del lóbulo temporal, dentro del área de Wernicke, que es precisamente el área de la audición, comprensión y elaboración del lenguaje. La estructura de nuestro aparato fonador, el descenso de la laringe hizo posible la articulación del lenguaje pero también la del canto. A la facultad de emitir sonidos articulados se le añadía la de modular tonalmente dichos sonidos. Los sistemas de integración de sonidos no tenían en este caso que acumular símbolos ni referentes, sino tonos. La construcción de ritmos melódicos requería la previa construcción de un código organizativo y normativo. Podemos asegurar que, a la vista de los sistemas de danzas existentes en las actuales comunidades cazadoras - recolectoras, donde prevalece la percusión como acompasamiento de la danza, la composición rítmica precede a la melódica. 

La música tiene la virtud de proyectar una secuencia espacio-temporal de sonidos organizados-estructurados sobre el sujeto y de generar en él emociones y pulsiones inducidas culturalmente, incluso de retroactuar en su propia composición y percepción de la naturaleza como naturaleza culturizada. Las Cuatro Estaciones de Antonio Vivaldi o la Sinfonía Pastoral de Beethoven evocan la naturaleza: cuclillos, ríos, tormentas, y puede que el auditor cierre los ojos y vea cuclillos, ríos y tormentas ..., pero, por mucho que lo intentemos, el sonido del cuclillo de la Primavera de Vivaldi no llamará la más mínima atención a estas aves en el caso de que se reprodujera esa música en el campo.  Tampoco Vivaldi o Beethoven tenían esa pretensión, pues su evocación era puramente poética y no mimética y el estilo musical del primero se enmarcaba en el Barroco Veneciano y el del segundo  en el potclasicismo, dos estilos musicales diferentes evocan de forma diferente un mismo objeto, ya no natural, sino mediado por cánones culturales.


El origen de la danza está asociado al desarrollo de las pautas motoras, ejercitadas mediante la activación de los mecanismos de refuerzo del perfeccionamiento de la conducta. La llamada Funktionslust, de la que deriva el placer de ejecutar y perfeccionar el movimiento aprendido, la reproducen ciertos mamíferos superiores. Por ejemplo, los delfines son los auténticos inventores del surfing, del placer de aprovechar el movimiento de las olas para deslizarse