miércoles, 27 de agosto de 2014

Cómo envasar y etiquetar fácilmente un producto: "argumentum ad Hitlerum o argumentum ad nazium"

Es comprensible que en el escaso argumentario político del adolescente radical la acusación de ser un fascista, tomada como calificación y ofensa al mismo tiempo ocupe un lugar central. Pero cuando le preguntas qué entiende por fascista la cosa se complica o, mas bien, se reduce a sinónimo de autoritarismo, imposición por la fuerza, actuar con malas maneras, incuestionabilidad del liderazgo, etc, caracteres tan vagos que muy bien podrían aplicarse indistintamente al faraón Amenhotep IV, a Nabucodonosor, a Tiberio, a Carlomagno o al Papa Julio III, a Napoleon Bonaparte, a Bismarck o a un padre de familia de moral y normas estrictas.






Si bien es explicable que un adolescente incurra en este tipo de simplificaciones y vulgarizaciones, dados sus escasos conocimientos políticos, resultan bastante mas curiosos los esfuerzos invertidos por la intelectualidad de la derecha política y mediática, encaminados a la utilización sistemática de la falacia "reductio ad hitlerum o ad nazium" como dedo acusatorio contra sus oponentes. Con esa falacia se puede argumentar contra todos los vegetarianos, puesto que Hitler fue vegetariano, contra los amantes de los perros puesto que amó a su perro y así un largo etcétera. Lo grave es que no se limitan a señalarla, pues su esfuerzo va mucho mas allá, llegando al extremo de buscar argumentarla racionalmente.

Es el caso del sociólogo Amando de Miguel, que escribe el siguiente artículo, todo un exponente de indigencia intelectual suprema


Ya sabemos que toda crisis sistémica abre las puertas a un cuestionamiento radical del orden establecido,a la emergencia de nuevas clases que se disputan la hegemonía, a nuevos valores, movimientos sociales, partidos. Las revoluciones no suelen nacer en los parlamentos, generalmente lo hacen en la calle, ese medio tan satanizado y vilipendiado por este señor autodenominado sociólogo .... Pero el que está dispuesto a buscar nazis, acaba encontrándolos hasta bajo las piedras: verá nazis entre los jacobinos, entre los cartistas, entre los carbonarios y en cuantos se le antoje. Un dato curioso: la particular cacería de nazis emprendida por estos personajes siempre mira hacia la izquierda. Preferirá ver nazis antes en Podemos que en España2000, antes en Syriza que en Amanecer Dorado, antes en el Front de Gauche de Melenchon que en el Frente Nacional de Marine Le Pen. Son así, no tienen remedio.

Los fascistas y nazis de entreguerras no son precisamente descamisados sino mas bien todo lo contrario, uniformados. El uso del uniforme paramilitar sintonizaba con el concepto de partido como formación político-militar, siendo el origen de los fasci di combatimento los arditi, formados por excombatientes de la PGM. Parece ser que el articulista se ha confundido con el peronismo o con los sans culottes o descalzonados de la Revolución francesa. Y es que ver nazis donde no los hay suele acarrear estas consecuencias.

En cuanto a la apelación a símbolos paganos, primitivos, mágicos como elementos definitorios del nazismo tampoco resulta demasiado afortunada que digamos, puesto que la Estrella de David o hexagrama, emblema nacional del Estado judío de Israel,  también tiene en su origen paganismo y esoterismo puesto que representaba tanto la unión de los cuatro elementos (Tierra Agua; Fuego Aire), las  conjunciones planetarias,  así como la unión de lo masculino (triángulo invertido) con lo femenino (triángulo recto)  Para el hinduísmo (¡curiosa coincidencia con la svástica!) se trataba se un símbolo solar llamado Surya Yantra. Son así, no tienen remedio.





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