miércoles, 28 de diciembre de 2011

Por qué no soy "Progre"

Son las cosas que pasan. No estar adscrito a lo políticamente correcto en bloque, defender un criterio propio en determinadas cuestiones y no tener que mostrar tu adhesión inquebrantable a los principios fundamentales del feminismo, que con su escolástica se dedica a inventar conceptos de nuevo cuño como transversalidad de género ecologismo que predica un nuevo apocalipsis, identidades nacionales con sus hechos diferenciales y restantes gaitas gallegas,   etc, es algo que acaba pasándote factura.

Criticar el feminismo institucionalizado implica automáticamente ser tachado de machista misógino patriarcal, criticar los nacionalismos periféricos te convierte automáticamente en un franquista centralista, criticar el ecologismo político (no científico) te convierte en cómplice depredador de la Madre Naturaleza, criticar conceptos artificiosos como el de progreso te hace un retrógrada y estigmatizar los relativismos culturalistas del crisol y Alianza de Civilizaciones hace de tí un colonialista etnocéntrico.

No me considero un "progre", siempre lo he dicho, no me siento obligado a que me gusten los cantautores protesta ni las Anas Belenes ni los Victor Manueles ni demás buques insignias de la progresía patria, me identifico muchísimo mas com Bach, Mozart, Beethoven y Wagner sin importarme un pimiento sus colores políticos e ideológicos, no me gusta el cine de Almodóvar, incluso prefiero el de un reaccionario declarado como John Ford, encuentro mas enjundia en novelas reaccionarias como las de Balzac, pensadores ultrareaccionarios y jansenistas como Blaise Pascal, misántropos como Friedrich Nietzsche y elitistas aristocráticos como Ortega que en el manual de introducción al materialismo dialéctico llamado "Principios elementales y fundamentales de Filosofía de Georges Politzer o los Fundamentos de Filosofía Marxista-Leninista de F.V. Konstantinov.

Defiendo mi derecho a ser de izquierdas pero la única forma que entiendo el ser de izquierdas solo puede ser siendo críticamente de izquierdas, manteniendo mi contínuo derecho a vapulear incluso mis propias posiciones políticas y sociales, así como a hostigar al lote completo del progresismo.

No me dan miedo los calificativos ni los endosos, ni tampocome siento adscrito a dilemas del tipo "o se está conmigo o se está contra mí", como tampoco creo que los enemigos de mis enemigos tengan que ser mis amigos pues, de ser así, tendría que ser amigo de los Talibanes, de Almadineyad y demas entes de su calaña.

Pero por aquí existe, desgraciadamente, mucha gente que siente tan arraigados sus principios, diría, sus prejuicios, que prefieren desagregarte antes que debatir sobre un tema que ya para ellos es tabú, prefieren evitar el riesgo de que sus principios sean cuestionados, son como los tres monos paradójicamente llamados sabios (o místicos) del Japón:  Kikazaru, el mono sordo o que no quiere oír, Mizaru, el mono ciego o que no quiere ver y Iwazaru,el mono mudo o que no quiere hablar. Pero, digan lo que digan, esa actitud no es la de la Izquierda, ni mucho menos.

Reivindiquemos la heterodoxia, posicionémonos en la herejía, pues solo desde la herejía se ha llegado al pensamiento y a la libertad. La ortodoxia siempre será el culto a lo establecido, el lenguaje del poder, de la dominación y esclavitud. Seamos iconoclastas, derribemos sin compasión las verdades establecidas y eternas, abramos la brecha del pensamiento crítico hasta consigo mismo, desafiemos la autoridad, el orden, la moral, el respeto y sus ídolos, sólo así empezaremos a cambiar el mundo.

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