viernes, 8 de agosto de 2014

Ciencia y Religión

Final película de Stanley Kramer La Herencia del Viento
La película norteamericana de 1960 "La herencia del viento" que trata sobre el Juicio de Scopes(conocido popularmente como el Juicio del Mono), un proceso en el que se enfrentaba el evolucionismo con el creacionismo así como la licitud de su enseñanza, tiene un final bastante pintoresco. En un acto de absurdo eclecticismo, el abogado defensor de la causa evolucionista que es el personaje interpretado por Spencer Tracy, toma los dos libros enfrentados, a saber, la Biblia y el Origen de las Especies de Darwin, los sopesa y se los lleva consigo.


El gesto, repito, resulta absurdamente sorprendente. Un texto no guarda relación alguna con el otro, ni sus objetivos, ni sus motivaciones  ni el contexto en el que surge ni las necesidades que satisface, ni sus destinatarios, ni los resultados que se espera son los mismos.
Mito egipcio de Geb y Nut

Para completar su ecuanimidad el protagonista debió haber colocado junto a la Biblia otros libros y textos  igualmente religiosos con sus respectivos mitos de la Creación, como la Teogonía de Hesiodo, el Mito de los Misterios Órficos, el Mito egipcio de la Creación y la fusión de Nut y Geb, mitos esquimales, australianos, mitos solares aztecas, mayas, incas, Aymaras, el Popol Vuh, esquimales, etc, tan respetables y dignos de ser tenidos en consideración como la Biblia cristiana,
Mito de la Creación Azteca
¿por qué no? Tampoco todos los creacionismos son iguales, pues los primeros dioses, incluido el dios cristiano, no son creadores de un universo desde la nada, mas bien son demiurgos, razones inmanentes al mundo, nada transcendentes,y, al igual que los antiguos dioses griegos, ordenadores de un universo preexistente sumido en el caos pero, ni mucho menos, creadores de los materiales, El creador "ex nihilo", desde la nada, fue una invención tardía de San Ireneo de Lyon retomada por San Agustín de Hipona en sus Confesiones. Pero la cuestión se complica en cuanto advertimos que al lado de las teístas propiamente dichas existen religiones no teístas y, por tanto, no creacionistas, como 
el budismo, el jainismo, el taoísmo y el confucianismo.
Mito de la creación australiano: La Serpiente del Arco Iris

¿Realmente existe el dilema creacionismo versus evolucionismo? Evidentemente no. pues mas apropiado que referirse al creacionismo sería hablar de creacionismos en plural, ni uniformes ni homogéneos  tan opuestos y divergentes como contradictorios entre sí, sobre todo teniendo en cuenta que en la misma Biblia cristiana (o Tanach hebreo) no se narra un solo Génesis, sino dos, con dos versiones distintas de la Creación, cuyos artífices son deidades distintas; en uno, los Elohim, comunidad de dioses, en el otro, YHWH, un acrónimo de una deidad innombrable. Como acabo de afirmar existen religiones creacionistas y no creacionistas y, como padres de estas,nos encontramos con los animismos.



Mito Hindú,  tortuga sostiene 4 Elefantes  camino del Ourobouro.
Si el objetivo de la ciencia fuese desmontar la Biblia, triste ciencia sería esa. Ni la ciencia es una religión invertida ni el objeto de lo religioso es el conocimiento o la comprensión de las leyes naturales, mas bien la adoración de estas. Hablamos de ámbitos totalmente distintos. Otra cosa muy diferente son las reacciones que en lo religioso suscita  la legalidad natural puesta de manifiesto por la ciencia. 


El hecho de que choque el funcionamiento del sistema planetario, las teorías sobre el origen del Universo o sobre el origen de la vida y de las especies con una determinada mitología religiosa activa los mecanismos de defensa interna de las religiones organizadas. El llamado creacionismo científico, nacido básicamente en el medio protestante norteamericano, es claramente una simple reacción defensiva a la que se han sumado científicos cristianos que en realidad son predicadores evangélicos carentes de ética y escrúpulos como Michael Behe.

Creacionismo tradicional
Evolucionismo creacionista católico
Pero no todos los sistemas de creencias reaccionan del mismo modo.ante ideas distintas y/o adversas. Suelo equiparar los sistemas de creencias con los organismos vivientes en tanto que se rigen por pulsiones e instintos análogos ligados a su preservación y conservación. Téngase en cuenta que jugar con la analogía, organicista en este caso, tiene sus riesgos siempre y cuando no se controlen y limiten términos y contexto. No todos los sistemas de creencias (o institucionales) reaccionan igual ante la presencia de un cuerpo extraño que pueda implicar un riesgo. Unas se retraen e impermeabilizan activando al máximo su sistema inmunológico, sería el caso de pentecostalistas y evangélicos norteamericanos, otros, en cambio, se flexibilizan cediendo terreno y tratando de incorporar a su sistema determinados elementos previamente digeridos y adaptados a su dogmática. Fue el proceder del catolicismo romano desde que tendió el puente a las nuevas ideas a través del pensamiento del jesuita francés Teilhard de Chardin. Mientras el protestantismo anglosajón presentó batalla, el catolicismo optó por otra alternativa, replegarse y asimilar para evitar un frente de batalla dada la existencia de una factura histórica bastante elevada: Giordano Bruno, Galileo Galilei, Giulio Cesare Vanini, Pietro d´Abano, García de Orta ...

El protestantismo y sus pseudocientíficos han creado "ad hoc" tres conceptos nuevos: complejidad irreductible, diseño inteligente y principio antrópico (los dos últimos artículos pertenecen a este mismo blog) no nos llamemos a engaño, de lo que se esta hablando en realidad, aunque de modo eufemistico, es de creacionismo. Lo que sucede es que el creacionismo no suele entrar presentando batalla con sus disparatadas propuestas positivas, como la de la Tierra Joven, de 4000 a 5000 años, porque es algo insostenible desde el ambito cientifico. Su estrategia es otra, la de plantear preguntas irresolubles o preguntas sin respuesta desde una perspectiva evolucionista.

En realidad la respuesta adecuada a tanta conjetura son las palabras de N.J. Matzke, estudioso de la evolucion del flagelo bacteriano v "La ciencia avanza proponiendo y poniendo a prueba hipotesis, no declarando preguntas como incontestables" 


Los científicos políticamente correctos han elaborado un nuevo concepto encaminado a conciliar la ciencia con la religión, el de Magisterios que no se superponen (MANS). Parece ser que ciencia y religión tienen objetos y ámbitos distintos. El de la ciencia, el conocimiento positivo, el de la religión, la fe. 


Así que conforme a esta postura la fe y el conocimiento intervienen en esferas distintas y no tienen por qué solaparse.


Un defensor de esta postura fue el paleontólogo y divulgador científico norteamericano Stephen Jay Gould quien, por cierto, sí combatió activamente al magisterio de los creacionistas evangélicos, muy fuertes por cierto en ese país y que contaban entre sus aliados al cretino de George Bush entre otros, y cuyo magisterio sí que se superpuso pues mantienen una viva cruzada contra las enseñanzas de la teoría de Darwin.


Gould se refería a la Iglesia Católica que nominalmente no rechaza la evolución al no sentirse ligada al dogma de la inerrancia bíblica, a diferencia de los protestantes.


Pero la realidad es que sí se superponen: cuando la Iglesia da directrices morales y éticas contra el uso del preservativo para evitar el contagio del SIDA, con su oposición a la investigación con células madre, está superponiendo su magisterio al de la ciencia, cuando dan indicaciones a los creyentes sobre la salvación de su alma inmortal, aún cuando el alma es un ente inexistente, están haciendo exactamente lo mismo.


No, en realidad ni hay ni podrá haber nunca forma alguna de compaginar lo incompaginable.

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